Tanto Insistir…

Tanto Insistir…

Creaste una historia. Te acercaste a mí y trajiste contigo una sonrisa de bienvenida capaz de sonrojar a cualquier mortal. Para que no me olvide de que existías, te hacías sentir en casi todos mis momentos. Buscaste la manera de que te pensara, de estar a mi lado. Te aseguraste de que supiera que tú eras un ítem más en lista de mis opciones. Y con una insistencia muy sigilosa te dejabas ver en cada instante.

Te hiciste presente. Tus mensajes me invitaban a dormir y se encontraban conmigo en las horas de la mañana. Me hiciste ver quién eras. Me esperabas, me hablabas, me insistías. Yo dudaba y, tú no te rendías ante los ataques de un alma que no creía en los cuentos de hadas ni en los sueños imposibles.

No lo vi venir. Aunque mis intentos fallidos me hacían dudar de tus intenciones, no puedo negar que tu insistencia me venció. Escuché tu discurso y me acostumbré a saber que estabas. No perdía nada con intentarlo, pensaba. Y como la vida termina, creí que debía poner mis pies en curso antes de que el tiempo, que corre tan rápido, me gane la carrera.

Caí. Hasta el fondo… hacia el abismo terco que no se cansa de dar. No quise ni abrir mis ojos para no despertar del sueño en el que me encontraba. Ahí donde las emociones y los espacios imaginarios me invitaban a creer que las historias como la nuestra jamás terminan. Que nuestro abrazo, por sí solo, diría que somos las piezas del rompecabezas que caen justo en lugar que le corresponde. Fuimos dos que compartían la intención de ser uno. Y nuestro misterio dejó de ser. Nuestro encuentro se hizo el secreto que todos conocían.

Y dudaste. Ahí cuando la realidad y el paso de los días nos invitaron a mirar al futuro. Dejaste que el miedo absurdo propio de los años nóveles ocupara nuestro lugar. Me despertaste bruscamente del sueño en que me encontraba y corriste hacia la puerta. Aunque me aferré a tu mirada para que no te marcharas, tu sombra se fue contigo sin intención de regreso.

Pusiste final a la historia que escribiste y dejaste en mis ojos unas lágrimas tristes que te extrañan más que yo. Lágrimas que por momentos recuerdan tu insistir. Tanto insistir para luego marcharte.