Entiende...
Quiero quererte, aunque tú no quieras, entiéndelo. Puede que no esté seguro si te quiero porque no me quieres, o porque, a pesar de todo, en mi pecho sigue ardiendo este querer. Pero de algo estoy completamente seguro: el hecho de que no me quieras no es razón suficiente para que yo deje de quererte.
Es que deseo, con todas mis fuerzas, que me quieras. Y si pudiera, te prestaría un poco de lo que siento, solo para que entiendas lo que es quererte. Porque, aunque tú no me quieras, yo he decidido que a este querer no se le niegue la vida.
Te quiero, y quiero que me quieras. Pero si no quieres, aunque yo quiera, no puedo dejar de quererte.