Inexorable

Inexorable
Photo by Thomas Kinto / Unsplash

La luz avanza, inevitable, indetenible, como las olas que lamen la orilla de una playa en un ciclo sin fin. Así es también mi amor por ti, inmóvil en su certeza, constante en su fuerza. He aprendido a quererte sin necesidad de estar en tu presencia, porque tu esencia vive en el susurro del viento, en el brillo suave que se cuela entre las hojas de los árboles. Mi corazón, terco y decidido, sabe que es contigo. No hay razón que lo convenza de otra cosa, ni obstáculo que lo haga desistir.

Te amo sin prisa, sin reclamos. Solo porque existes, solo porque estás. Cada día que pasa reafirma lo que siento, como si el tiempo mismo quisiera recordarme que no importa cuántas lunas transcurran, mis ojos seguirán enamorados de los tuyos, igual que ayer. La distancia, las palabras no dichas, las miradas esquivas, nada cambia lo que late aquí dentro. Porque lo que es verdadero no se desvanece; se arraiga con el tiempo, se expande, se vuelve eterno.

El amor que siento por ti no se va. Nunca se irá. Como las estaciones que se suceden, mi amor continúa, sin interrupción, sin vacilación. Aunque el mundo cambie, aunque todo a nuestro alrededor se transforme, mi amor permanece firme como piedra bajo el río.

Inexorable es este latir que me recuerda, una y otra vez, que hay cosas en la vida que no se eligen, que simplemente son. Y tú eres esa verdad que mi corazón abrazó desde el primer instante en que te vio. No hay marcha atrás. Mi amor por ti es como el tiempo mismo, imposible de detener, indomable en su curso.

Es que, soy de ti, sin remedio y sin fin.