La Magia de Verte

La Magia de Verte
Photo by James Genchi / Unsplash

El sol se apagaba lentamente tiñendo la ciudad con tonos de despedida. Yo, caminaba entre el bullicio, atrapado en la rutina. El ritmo de la vida, a veces tan predecible, me envolvía mientras mis pensamientos volaban entre lo urgente y lo imaginario. Todo se movía rápido a mi alrededor: las luces de los autos, los pasos apresurados, las conversaciones fragmentadas que rebotaban en las esquinas. No había nada que me sacara de ese estado de inercia, nada que pareciera realmente importar. Mis ojos apenas registraban lo que pasaba frente a mí; estaba enfocado en llegar, sin saber realmente por qué o para qué, sin saber lo que acontecería.

En medio del caos y la prisa, tu presencia rompió la monotonía. Había algo en la manera suave en la que te movías, en cómo te entregabas a ese momento, que hizo que todo a mi alrededor se desvaneciera. No sé si leías o simplemente soñabas despierta, pero ese instante lo cambió todo, como si el aire a mi alrededor se volviera más ligero, más real. Lo que hasta entonces parecía normal se transformó en magia, en esa magia que marca el resto de una vida sin dejar ningún aviso. 

Yo, tan apurado, persiguiendo lo que fuera, y tú, tan serena, como si el mundo girara a otro compás. Sentí cómo el latido de mi vida se detenía por un segundo, cómo los espacios vacíos de mis días se llenaban de algo nuevo. El ruido de mis pensamientos quedó en segundo plano, y entendí que lo que siempre había anhelado ya no importaba.

El juego entre tu calma y mi prisa creó un sonido nuevo, una melodía que no había escuchado antes. Las piezas que nunca encajaban empezaban a unirse dentro de mí. Una certeza se instalaba, como un susurro que crecía, y supe que mi rumbo ya no sería el mismo. Todo lo que parecía esencial se volvió vano, y en su lugar apareció una verdad que me empujaba a otro destino. Un eco silencioso resonaba profundo, un nuevo encuentro en este mundo que, sin buscarlo, estaba hecho para ocurrir.

Y, sin entenderlo, estaba allí por ti. Sin saber que mi historia estaba a punto de cambiar... te vi.