Tú y yo...

Tú y yo...

Tú y yo, y un universo donde quepan tus dudas y las mías, tu natural indecisión y mi calmada insistencia. Un universo para saltar entre mundos desconocidos y crear recuerdos al caminar sobre el terreno que pisan nuestros pies. Un universo para formar el rompecabezas de estrellas que resulte en un nosotros, y para recorrer las galaxias del presente, pisando fuerte sobre las sonrisas, sin prisa, juntos, tomados de la mano.

Tú y yo, y con nosotros una canción que nos haga cantar sus versos al oído del futuro, haciéndole saber que tenemos razones de sobra para no detenernos. Una canción cuyas notas den forma a la calidez de nuestras miradas y a nuestro deseo de ser mucho más que solo dos almas que recorren el mismo camino. Una canción que nos una en un baile interminable, entrelazando nuestras manos y acercando nuestras mejillas al compás del amor, sobre la dulce melodía que nos lleva al infinito.

Tú y yo, y una casa que convierta sus espacios en testigos fieles de nuestros suspiros, de nuestros mimos y de nuestra cercanía. Para dejar en ella huellas indelebles que relaten nuestras historias y hablen de la energía que traen consigo los días de juventud. Una casa que acumule las marcas de diminutos pies que, después de jugar, corren de un cuarto a otro, sumándose a la silueta de pequeños brazos abiertos que, como vida nueva, se ciñen a nuestros cuellos en busca de seguridad y confianza. Tú y yo, y ellos, y una casa a la que llamemos hogar; un hogar que nos vea construir memorias, que nos acompañe en el paso de los años, que sea quien nos mire al despertar y quien escuche con cuidado nuestra insistente respiración.