Preguntas...

Preguntas...

Podrías instalarme en el anaquel del inventario de los sueños que esperan. Puede ser que así me quede en tu vida como un producto que no tiene fecha de vencimiento; sino que siempre está presente para formar parte de tu alimento en caso de que, en alguna ocasión, necesites nuevas fuerzas.

También existe la posibilidad de dejar que el tiempo haga la prueba de las cosas duraderas. De esta forma te sentarías a observar los días pasar mientras la insistencia te hace saber con exactitud lo que mi necedad quiere comunicar.

Podrías elegir, además, el ponerme en manos de tus pensamientos y hacer memoria de mí como algo agradable que fue una vez. Tal vez algún día salga de tu imaginación y me convierta en una realidad palpable, algo que puedas tocar con la delicadeza de tus dedos y mirar a los ojos sin restricción alguna.

En otro caso, puede ser que sólo me quede en un rincón de tu recuerdo y me haga partícipe del dibujo perfecto de tus buenas memorias, de aquellas que alguna vez, en tu tiempo de descanso y en las horas de la noche te brindaron una que otra sonrisa, casi siempre con un guardia y la oscuridad como testigo. Es posible que si haces esto no esté siempre contigo, pero sabré, que al cerrar tus ojos, en algún momento de tu vida, recordarás, y me verás preguntándote en cualquier parte del día, en un texto que se cuela sin aviso alguno… ¿cómo vas?

Olvidar y seguir adelante nunca está demás, pues a veces es necesario contar con todas las opciones, en caso de que los cambios hastíen el espacio y lo llenen de elementos que no podemos apreciar. Puedo decir que no es algo que sugiero, pues a veces al insistir en tratar de olvidar solo se alimenta más el recuerdo y al querer evitar nos rodeamos más de situaciones indeseadas.

Si existe algo que puedo sugerir es caminar; asirte de manos con unas que pretenden alcanzar las tuyas y tomar la autopista hacia lo desconocido. Que nuestra lista de pendientes crezca sin parar y que el bailar sea la musa que acompañe nuestros ratos. Caminar hoy sin pensar en el mañana, y dejar a los días convertirse en el deleite de dos vidas que se acompañan. Caminar… porque es mejor seguir cuestionando y tener posibilidades de respuesta, que creer entenderlo todo y jamás encontrar sentido. Aún con lo que digo, sé que no todo puede ser explicado, pero con lo que escribo intento darte algunas opciones para dar respuesta a una de esas simples pero complejas preguntas que he escuchado recientemente…: “¿Qué voy a hacer contigo?”